¿Quién no sabe que cuando suena la señal de cierre de puertas en el tren o el metro no debes entrar o salir? Creo que todo el mundo, pero ¿cuántos la respetan? Ya os digo yo que no demasiada gente, y es que sobre todo en hora punta los humanos son capazces de agotar todas las energías disponibles para evitar perder un tren.
Al final como os decía antes, ni dios respeta el pitido de cierre de las puertas y la gente acaba entrando o no según vea las posibilidades de éxito. Así si ven que a pesar del pitido las puertas aún no han comenzado a cerrarse, muchos entran o salen sin miramientos; y después ya dependiendo de cuánto se han cerrado y de la temeridad de cada uno, el número de cagaprisas irá disminuyendo.
Pero el verdadero problema de todo esto es la gente que no mide bien y creyendo que es capaz de entrar o salir se queda a medio camino, es decir, ni entra del todo ni se queda fuera del todo. Esto mismo le ha ocurrido hoy a un tipo que al parecer no se ha dado cuenta de que el tren había llegado a su parada, y ha comenzado a correr como un poseso por todo el vagón para salir del tren a tiempo. El caso es que a pesar de ver que las puertas estaban casi cerradas ya, se ha lanzado en plancha hacia el exterior. Resultado: la puerta le ha atrapado el cuello y una mano.
Por suerte, las personas sentadas al lado de las puertas han conseguido abrirlas y liberar al estúpido individuo, que salía del tren echándose la mano al pescuezo y dando las gracias porque yo ya me estaba imaginando una desgracia.