De lo que me acabo de enterar, jope, jope, me han dicho que no se lo cuente a nadie, pero como soy un chivato os lo cuento. Una amiga me ha contado que una amiga suya cuando sale de marcha lleva un tanga bonito en el bolso y se pone unas bragas cómodas. Así puede estar toda la noche sin que le moleste el tanga, y si conoce a algún chico y le apetece echar un polvote se mete en el servicio del pub o discoteca y se pone el tanga bonito.
¿Hacéis esto las tías?
Esto me recuerda a cuando los Sex Pistols, en concreto, como no, Johnny Rotten soltó la palabra shit en medio de una entrevista en la televisión. El presentador llamado Grundi le preguntó qué había dicho, y Rotten le respondió: “Nada, una palabrota. Siguiente pregunta”, “¿qué palabrota?” insiste; así que al final Rotten le responde “mierda”. En eso que Grundi les anima a soltar todas las cosas que quieran y los Sex Pistols, ni cortos ni perezosos dicen todo lo que se les ocurre, la palabra más utilizada es “shit”. El programa termina con las siguientes palabras del presentador mirando a la cámara: “Esto es todo por hoy. Espero verles la semana que viene”. Añade mirando a los Sex Pistols: “Y a vosotros espero no veros nunca más”.
Aquello fue el detonante para que los Sex Pistols se dieran a conocer en la convulsa Inglaterra de los setenta y fueran seguidos por miles de jóvenes de todo el país.
Ayer estuve viendo a Clap Your Hands And Say Yeah en un concierto muy bueno, con un gran directo y además son gente simpática que siempre es un aliciente más. Pero casi tanto como ellos, me gustaron los teloneros, Dr. Dog, una banda de Philadelphia con una música rock con toques sesenteros y psicodelia , y además están como una cabra, salieron con gorros, gafas de sol, las de uno de ellos con patillas rosas y con una barba de meses. El final del concierto acabó con los dos grupos encima del escenario, más los que andaban detrás, en total 13 personas y con uno de los Dr. Dog tocando la guitarra subido encima de los hombros de otro. Una pasada.
No llevo muy bien esto de las compras, ayer intente hacer un intercambio de prendas por dinero, pero al final no conseguí llevar el plan hasta sus últimas consecuencias y solo pude cumplirlo a medias.
Ayer fue un día de esos raros, en los que no curras una mierda pero te lo pasas de miedo, y lo único que te hace falta es una persona agradable con la que conversar. Comienzas hablando de cosas un poquillo serias, pero finalmente acabas enfrascado en un diálogo tan absurdo como delicioso, todo ello hilado por una perfecta sintonía, complicidad e ingenio, como si una descarga de heroína te llegara al centro del cerebro y te hiciera sentir bien, sin miedo y sin temor a desvelar tus más íntimos secretos, miedos y deseos.
Hay gente muy maja en el mundo.
La Ser dice que el tamaño no importa y que las operaciones de alargamiento de pene son una tontería y que por ello no aumentas la satisfacción sexual. Según el urólogo al que hace mención el artículo se debería investigar más en psicología que en cirugía.Llevaba dos semanas sin hacerme ninguna herida, la primera a pesar de jugar al fútbol salí sin ningún rasguño y la pasada estuve en Sevilla, así que tampoco me pasó nada. Pero esta semana me ha tocado de nuevo, esta vez tengo la pierna derecha para el arrastre, toda rozada y con un pequeño bulto debajo de la rodilla, en la parte superior de la espinilla, por una patadita con mala leche (lo siento por no poder mostrar las imágenes, pero he recibido amenazas para no poner más fotos de mis heridas). Me pasé todo el partido por los suelos, es lo que tiene cuando mis compañeros se lían a dar patadas, sin embargo luego el que las recibe soy yo. Pero me da igual porque metí cuatro golitos y me fui directo al bar a por las cervezas hecho una mierda pero feliz.
Y más feliz me puse cuando Raúl nos dijo que se había echado novia, la conoció hace dos semanas y ya es su novia según él. Aunque pensándolo bien, pobre chica, anda que aguantarle, debe ser una santa. Además nos volvió a deleitar con una de esas frases de macho ibérico: “He marcado un gol de raza y de coraje”. A continuación nos dió una clase de cómo ligar, centrándose en el momento del baile. Según él lo importante no es saber bailar, sino hacerlo, y mejor arrimando la cebolleta, en la medida de lo posible claro.
Esta semana le ha tocado por fin el turno de aparecer en esta grandiosa sección de este patético blog, elaborada por un personaje mitad humano, mitad caracol, a un grupo del que estoy enamorado. Sí, amiguitos mientras otros se enamoran de señoritas o señoritos, yo me enamoro de grupos de música.
¿Qué es esto de que llegue un tío y ponga el nombre que le dé la gana a una calle? Está claro que es algo que se ha hecho desde hace mucho tiempo, pero generalmente a las calles se les daba nombres de personalidades o recientemente de grupos musicales (AC/DC), que te pueden gustar más o menos, pueden ser de izquierdas o derechas, más o menos importantes, pero tienen cierta relevancia social en alguna materia.
Solo con pensar en que hay una institución pululando por la sociedad que está en contra de los homosexuales, del aborto, del uso del preservativo, de la eutanasia, de la discriminación de las mujeres en ciertos aspectos de la vida y dicen que no se pueden tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, me pongo de mala leche. Todo esto aceptado de manera oficial, pero además hay sectores más radicales que van más allá y dicen barbaridades como estas:
¿Qué preferís: un regalo en San Valentín o un regalo inesperado cualquier día del año? Es que esto de tener que regalar en fechas concretas no lo llevo nada bien, menos mal que no tengo que preocuparme con ello porque no es el caso.
El año pasado ya tuve un accidente con una castaña en Miranda de Ebro, había tantas en los alrededores del hotel en el que estábamos alojados, que siempre iba jugueteando con una. Eso hasta que me cansaba de juguetear y cuando la castaña ya estaba mareada la arreaba una buena patada y la mandaba bien lejos. En eso que yendo por una calle, le pegué una patada a una y fue directamente a cruzar otra carretera sobrevolándola cuando un coche se interpuso en su trayectoria parándola en seco con la ventanilla trasera derecha. Se paró, y salió un tío de dos metros y medio para ver qué había ocurrido mientras nosotros cruzábamos la carretera silbando con la cabeza levantada, pero preparados para salir corriendo en caso necesario. Me prometí no volver a dar una patada a nada que estuviera en el suelo.
Pues no aprendo, este fin de semana me ha ocurrido otro pequeño accidente. Iba tranquilamente paseando por el Parque de María Luisa en Sevilla jugueteando con las naranjas caídas de los árboles, cuando sin pensarlo quise mandar una lo más lejos posible. Lo que ocurrió tampoco fue para tanto, podía haberle dado a alguna viejecita en un ojo y haber caído de espaldas, pegarle a un tío en los cataplines o cosas peores. Esta vez yo me lo guisé y yo me lo comí, la naranja no estaba excesivamente dura y al pegarle la patada reventó en mi pié salpicándome por la zapatilla y pantalón. Así que todo el día oliendo a naranja y pringado de ella, y aún hoy tengo la zapatilla izquierda manchada. 
Me molan los planes inesperados, esa llamada que te pregunta si te apetece ir a algún sitio, por ejemplo un concierto un par de horas antes de que empiece:
Así que al concierto, que por cierto estuvo genial sobre todo el bis donde tocaron un par de canciones de su gran disco Rings Around The World. Eso sí, eché de menos que salieran disfrazados de bichos peludos como en la imagen de la izquierda.
Hacía mucho tiempo que no me cruzaba con él, joer qué recuerdos, qué risas cuando le veía con el palillo en la boca, qué mal olía el condenado, cómo movía el culo para andar con dificultad, con su barriga, su bigote, su pelo grasoso y despeinado, de nuevo he vuelto a encontrarme con Ignatius en el metro.
Que las tías están bastante más discriminadas en muchas situaciones de la vida que los hombres nadie lo niega, ésta todavía es una sociedad machista. Pero no es menos cierto que a los tíos se les discrimina respecto a las mujeres en otro tipo de cosas, y aquí tengo un ejemplo.
El AVE va muy rápido, no se mueve nada, no produce apenas ruido, nunca se retrasan, los asientos son muy cómodos, te ponen una peli y te dan un caramelito, pero todo esto que parece positivo se puede volver negativo. El problema es que con todas estas comodidades la gente se queda frita con una facilidad pasmosa, y eso junto a que la mayoría de los viajeros son ejecutivos, algunos más bien gorditos, aprovechan el trayecto a dormir las horas que no pueden dedicar a tan gran placer por la noche.