Los superfrikis

Ahora ya sí que pienso que el Chino Minga es indestructible, nadie puede con él, menudos aliados fieles que se ha echado el cabrón. Esta semana el expulsado es el Krusty Fulgencio pero no pasa nada porque hay promesas de superfrikis dispuestos a entrar. Es el caso del nuevo, su nombre es Calvin.

El Calvin me tenía frito, quería entrar fuera como fuera, me ha mandado jamones y embutidos variados (de ahí surgió la idea de Chorizo y Morcilla), además de un iPod y varias cajas de condones que paso de utilizar no sea que me los haya dado pinchados. Además no sé porqué me da a mi la sensación de que este hace como el Minga y manga las cosas que se le antojan. Al parecer dice que es un antisistema y odia profundamente a los Estados Unidos del amigo Bush, se apunta a todas las manis que puede, escucha grupos punkarras y cree que el anarquismo es la mejor forma de gobierno.

Después de la introducción vamos al verdadero motivo por el cual quería ser un superfriki y por el que, mucho me temo, se ha hecho esa cosa en el pelo que debe ser lo peor para ver. Recibí un e-mail suyo diciéndome que estaba pillado por la Zenobia y que le ponía brutote, me pedía que hiciera un apaño para conocerla a ver si había suerte y se la ligaba. Me partí el pecho cuando leí aquello y medio en broma, medio en serio, le dije que todo tenía un precio y que ya podía ir haciéndome regalitos para concertar ese encuentro.

Así que finalmente, después de tener la casa a rebosar de presentes de este muchacho he decidio sucumbir a sus encantos de frikazo y ponerle en la cabecera. Ahora es cosa suya enamorar a la Zenobia, el caso es que creo que harían buena pareja.

Y el menos votado esta semana es el nuevo, el Charlie, joder menudo recibimiento que ha tenido pero ahora el reto es mantenerse.