jueves, 30 de agosto de 2007

El YMCA de los Village People en japo

Estos japos son los putos amos, pedazo de versión del YMCA de los Village People, como se mueve el japo al ritmo del órgano, que me suena igual al que utilizan los gitanos con la cabra. La parte final del vídeo es espectacular, llena de borrachos y frikis japos bailando al ritmo de la música.


Y quería agradecer a Chiringui el Premio fotonovela de oro.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Noches con ritmo

Generalmente en verano uno duerme algo menos: hace más calor, al haber más horas de sol te acuestas un poco más tarde, muchas veces hay chavales hablando en el parquecillo de debajo de mi casa...; pero hay una cosa que no soporto y que me impide conciliar el sueño, es algo superior a mi: no soporto los ronquidos. Y os preguntaréis quién es el causante cuyos ronquidos no me dejan dormir, pues creo que es un tío de enfrente, le he visto alguna vez y es hermosote, más que un 4 x 4 parece un 5 x 5, con su buena barriga y pecho amplio para generar potentes reverberaciones al roncar.

Con la llegada del verano el hombre abre la ventana para no asfixiarse, como hacemos todos, pero lo que no se ha debido dar cuenta aún cuando pasea por el barrio es que las ojeras que llevamos todos los vecinos son causadas por él, en cambio el menda está tan fresco. Lo que no me imagino es a la pobre mujer soportando semejantes berridos a escasos centímetros del mastodonte, lo mismo es sorda. ¿Y la hija que hará para dormir? Lo digo porque la tía está potentorra, no tiene bolsas en los ojos y se la ve fresca y lozana algunas veces que la veo por la mañana. A lo mejor la moza se pone unos tapones cojonudos para los oídos o ha insonorizado su habitación, no tengo ni idea pero debe tener superpoderes para dormirse estando tan cerca de la mala bestia.
En cambio yo lo he intentado todo, con tapones en las orejas le oigo igual y si cierro la ventana no me puedo dormir por el calor, así que ya como último recurso he tenido que recurrir a la imaginación. Comenzé contando ovejitas, cerditos y Rajoys pero no funcionaba, incluso con los Rajoys el insomnio se complicó; a continuación pasé a adaptar mi respiración a los ronquidos del tío, parece que la cosa iba mejor pero no me acababa de relajar del todo. De todas formas ahí debía estar la solución así que poco a poco fui perfeccionando una técinca que me permite dormir aunque sea después de un tiempo considerable. Lo que hago es utilizar el sonido más o menos uniforme y rítmico de los ronquidos para añadirle una serie de sonidos procedentes de mi cabeza, el resultado son lindas tonadas que no recuerdo a la mañana siguiente pero con las que al menos pude conciliar el sueño. Aún así espero que pronto llegue el frío y el tenor cierre las putas ventanas porque nos tiene fritos a todo el barrio.

lunes, 27 de agosto de 2007

Los niños-crema

Seguro que esto os ha ocurrido a vosotros también porque me parece a mi que todos hemos tenido que pasar por una situación similar: ¿por qué nuestras madres tenían la manía de embadurnarnos todo el cuerpo con una capa de varios centímetros de grosor de crema protectora cuando íbamos a la playa?

Mi madre me decía: "Hay que protegerse bien del sol porque sino te vas a quemar". Yo no le llevaba la contraria porque tampoco suponía demasiado esfuerzo para mi que me echara crema, pero en seguida me daba cuenta de que me había echado medio bote de protector solar.

- Mamá, ¿no me has echado demasiada crema?
- Que va hijo, eso lo chupa la piel en seguida.

Y una leche absorve la piel eso en seguida, ibas con una capa blanquecina sobre ti y haciendo el ridículo en la playa, todo el mundo decía: "Mira un niño-crema"; sí, era un niño crema pero por poco tiempo porque rápidamente le daba una lección a mi madre. Me tumbaba en la arena por arriba, por abajo, de lado y daba una voltereta, resultado: pasaba de ser el niño-crema a ser el niño croqueta. Ahora la gente decía: "mira un niño-croqueta". Mi madre me miraba pensando que lo había hecho a posta:

- ¿Ya te has rebozado de arena?
- Claro mamá, con el porrón de crema que me has echado se me pega toda la arena, la próxima vez échame menos.

La próxima vez había olvidado el susto de ser madre de un hijo-croqueta y volvió a convertirme en su hijo-crema.

viernes, 24 de agosto de 2007

666

No sé cuál fue la razón, pero llevo unos días en los que me persigue el 666, todos los días me he puesto guapo por si recibía la visita del demoño pero nada, como no fuera una de las viejunas que me he cruzado en el metro.

Aquí las pruebas:



Incluso había comenzado a pensar en lo que le iba a pedir al demoño a cambio de mi alma: una piruleta de fresa de esas que se te queda la lengua roja, que me toque la lotería, un palo largo y flexible para sacar grillos de sus escondrijos, un mono mayordomo... ¿vosotros venderíais vuestra alma al demoño? ¿y a cambio de qué?

miércoles, 22 de agosto de 2007

Caperucita Remolacha IV

- Quién será, vete a ver Caperucita mientras yo cierro la puerta y pongo el armario donde antes – señaló el Lobo.
- Muy bien. ¡Hostias Lobo que es el Cazador! ¿Qué hacemos?
- No sé, se me ocurre algo, guardemos a la Abuela en el armario. Ahora yo me meteré en la cama y me haré pasar por ella fingiendo estar malo, espero que funcione, vete a abrir mientras yo me quito la ropa y me meto en la cama.
- Buenos días Sr. Cazador – dijo Caperucita al Cazador mientras le abría la puerta.
- Hola muchacha, ¿pero qué haces tu aquí? – dijo el Cazador oliéndose que podía estar allí porque había visto la furgoneta aparcada en la puerta.
- Es que aquí es donde entrego mis remolachas a cambio de un dinerillo.
- Ahhh, entiendo y ¿podría ver a la Abuela? (de la que no se fiaba mucho últimamente y sospechaba que podía estar metido en algún negocio ilegal).
- Esto, pues, mmmmm, sí, supongo que sí, es que está pachucho en la cama.
- Bueno es igual, no tardaré mucho, sólo quiero hacerle dos preguntas.

Llaman a la puerta y a los 30 segundos se oye al Lobo decir que pasen, al entrar se le encuentran asomando solo la cabecita de las sábanas y con un gorro de dormir en la cabeza.

- Buenos días Cazador, ¿qué hace usted por aquí? – intervino el Lobo cortésmente.
- Hola Abuela, pues nada, pasaba por aquí y digo voy a hacerle algunas preguntillas pero como te veo chungo seré breve. Estás dejando a todo el pueblo sin reservas de Aquarius, ¿qué te traes entre manos? – dijo el Cazador.
- Esto, pues, es que soy alérgico al agua y el Aquarius es lo único que puedo beber sin alcohol – dijo el Lobo saliendo al paso.
- No sé yo, me parece un poco raro pero en fin, hay que ver que enfermedades tan extrañas tenéis algunos, y por qué estás en la cama.
- Pos porque ayer me comí un plato de higaditos encebollados que tenía en la nevera y me debieron sentar mal.
- Hay que tener cuidado con lo que se come, por cierto qué boca más grande tienes Abuela, antes tenías una boca más pequeña – señaló el Cazador notando algo extraño.
- Esto, sí, pues verás, es que estoy participando en el concurso mundial de comer manzanas sin manos y de tanto entrenar se me está poniendo una bocaza que no veas – dijo el Lobo utilizando toda su capacidad intelectual para contar la trola más creíble.
- Sí, entiendo, pero y esas orejas, creo recordar que la Abuela tenía una buena pelambrera en ellas – atacó de nuevo el Cazador.
- Ya sabes, ahora no están de moda las orejas con pelos así que me los he quitado para ver si de vez en cuando pillo cacho que llevo una sequía bastante importante.
- Es cierto, hay que cuidar la imagen, ¿pero y esos ojos no los tenías antes marrones, cómo es que ahora los tienes azules?
- Pues por la misma razón que antes, me he puesto unas lentillas de color azul para parecer más atractivo a las mozas.
- Joer qué bien, ¿pero también te has depilado el pecho? – mientras le levantaba las sábanas. Hostias puta vaya pedazo de tranca que tienes – dijo el Cazador al ver el bicho entre las piernas ya que con las prisas al Lobo no le dio tiempo a ponerse el pijama.
- Joderrrrrrrrrrrr, que pollón – gritó Caperucita que hasta ahora estaba nerviosita por la situación que estaba viviendo.
- Pero tu no eres la Abuela, ella la tiene pequeñita y torcida a la izquierda – dijo el Cazador.
- Un momentín, ¿y tú cómo sabes que la Abuela la tiene pequeña, no estarás liado con ella? – preguntó Caperucita dando de lleno en la cuestión.
- Uppsss, pues lo mismo sí, la verdad es que mantenemos relaciones sexuales de vez en cuando y como en el pueblo está mal visto el tema pues lo intentamos ocultar lo mejor que podemos, aunque yo hago a todo, lo mismo me vale la carne que el pescao pero últimamente el pescao no lo pruebo, no sé cuál es la razón – explicó el Cazador.
- Quizás es porque es usted más feo que el demoño, orejas largas de viejuno y una panza que parece que tiene gemelos en ella – saltó Caperucita.
- Vale, vale, tampoco hace falta clavarse conmigo, ¿pero dónde está la verdadera Abuela?
- Ahí en el armario endrogá hasta las cejas, nosotros no le hemos hecho nada, lo prometemos – dijo el Lobo mientras se ponía los pantalones.
- Está bien, vamos a hacer una cosa, olvidáramos lo que ha ocurrido aquí, ninguno sabemos nada del tema, ¿de acuerdo? – dijo el Cazador.
- Muy bien, estamos de acuerdo – dijeron al unísono el Lobo y Caperucita.

Y así salieron el Lobo y Caperucita de la casa mientras el Cazador se estaba trajinando a la drogada Abuela.

- ¿Y ahora qué voy a decirles a mis viejos si llego sin las pelas de las remolachas? – dijo preocupada Caperucita.
- No te preocupes por eso – dijo el Lobo señalando una mochila.
- ¿De dónde has cogido eso?
- De casa de la Abuela, jejejejejeje, está llenita de billetes, la descubrí en una esquina de la habitación secreta y la cogí antes de cerrar la puerta.
- No me jodas, ¿y sabes una cosa Lobo? Me enamoré de ti la primera vez que te vi cuando te recogí en la carretera pero me encoñé definitivamente cuando vi el pedazo rabo que tienes, y ahora que estás forrado quiero ser tu chica para siempre.
- Y yo quiero que lo seas.

Y allí se pusieron los dos a meterse la lengua hasta la campanilla y toquetearse en medio del pueblo, pueblo que no volvieron a ver porque se fueron a tomar por culo de lejos y vivieron de puta madre y felices gracias a los batidos de remolacha y Aquarius que se metían para el cuerpo.






FIN

martes, 21 de agosto de 2007

Caperucita Remolacha III

¿Cómo lo veis amiguitos?, ¿vosotros iríais con El Lobo a casa de vuestra abuelita?, ¿y si lo que quiere es robarle sus joyas y dinero?, ¿o lo mismo quiere comerse a la Caperucita mientras encierra en un armario a La Abuelita? ¿Queréis ver qué ocurre niños? Puffff, pues me la suda. Como me gusta el entusiasmo de los niños de hoy en día, vamos a ver que pasa porque lo digo yo.

(Toc toc)
- ¿Siiiiiiiiiiiiiiiiiii? – dijo la Abuelita.
- Abuelita, ¿quién es la más guapa del reino? – respondió Caperucita.
- Pasa hija, pasa, hostias pero si vienes con El Lobo, ¿qué haces aquí tú?
- Vengo a acompañar a Caperucita a ver a su abuelita, pero no sabía que en realidad venía a verte a ti – dijo El Lobo.
- Pues ya ves, a parte de pasar droga de todo tipo también vendo remolachas a los grandes centros comerciales de la provincia, pero joder mira que me encuentro mal hoy, para qué probaría aquella pastilla con la cara de Apu Nahasamapetilan.
- Abuelita, te traigo la furgoneta llena de remolachas, espero que me des el dinero acordado por la mercancía – intervino Caperucita.
- Sí, espera un momentín que voy a por las pelas.

Como podéis comprobar la Abuelita en realidad no era la madre de la madre de Caperucita sino que se trata de un camello que por lo que vemos para ocultar su actividad principal debe dedicarse a suministrar remolachas a los supermercados de la zona. Ahí se encuentran Caperucita y el Lobo esperando a que llegue la Abuela con el dinero, pero pasan 5 minutos y aún no había entrado en la habitación así que decidieron ir a buscarla.

- Hostias Caperucita este tío parece que se ha metido demasiado de algo y se ha quedado frito – dijo el Lobo al ver a la Abuela tirado encima de la cama.
- Joder y qué voy a hacer ahora yo, tengo que llevar el dinero de las remolachas a mis padres – añadió Caperucita.
- Vamos a buscar por aquí a ver donde guarda las pelas.
- Buena idea.

Así que se pusieron a rebuscar por la casa pero nada de nada, no encontraron nada de dinero hasta que tropezaron con una puerta cerrada cuando el Lobo miraba detrás de un armario con ruedas.

- ¿Pero qué tenemos aquí? Parece una puerta, ¿dónde estará la llave?– dijo el Lobo.
- Creo que será algunas de estas que he quitado a la Abuelita, las tenía guardada en el bolsillo del pantalón – intervino nuestra niña buena.
- Probemos.

A la tercera llave fue la vencida y consiguieron abrir la puerta encontrándose con una sala llena de probetas, destacaban dos cacerolas bien grandotas así que allí se acercaron Caperucita y el Lobo para ver su contenido y ante su sorpresa vieron que una de ellas estaba llena de remolachas y la otra de un líquido casi transparente que a juzgar por el montón de botellas que había al lado debía tratarse de Aquarius.


- ¿Te das cuenta Caperucita lo que hace la Abuela? Fabrica droga con estos dos ingredientes, esto es un descubrimiento cojonudo, a partir de ahora me va a salir bastante más barata mi adicción, y seguro que lo que hacía este cabrón era añadirle más mierda para que nos engancháramos más, menudo hijoputa.
- Joder no sabía yo esto, mira que a mi no me gustaba la remolacha pero a partir de ahora lo mismo la pruebo más a menudo, mezclada con Aquarius claro, jijiji.

Pero mientras están soñando con las posibilidades del descubrimiento que acababan de hacer escuchan que están llamando a la puerta, una visita no muy agradable para ambos, a ver cómo salen de esta.

lunes, 20 de agosto de 2007

Caperucita Remolacha II

En esto que ve a un chavalito haciendo autostop y tiene dudas de qué hacer:

- Anda mira, un chiquillo que quiere que le paren, parece guapo, voy a ver qué quiere.
- Hola, buenos días, mira es que ayer salí de juerga y me agarré una tajá tan gorda que no sé cómo he aparecido en medio del bosque con los pantalones bajados y con escozor en el culo – dijo el chaval que la verdad es que daba penita.

La causa por la que apareció así fue debida a que unos extraterrestres le habían abducido aprovechando que iba borracho y que no se iba a acordar de nada, a estos seres de otro planeta les gustaba dar por culo y es lo que habían hecho. Pero esto es otra historia, volvamos a lo que nos trae entre manos.

- Jope pobrecico, ¿y dónde vives? – dijo Caperucita.
- En el pueblo de La Abuelita.
- Que casualidad, yo iba para allá en este preciso momento, sube y te llevo.
- Muchas gracias guapa – el pillín en este instante se empezó a fijar en el tipito y lo guapa que era nuestra prota.
- Oye y cómo te llamas.
- Alfredo José Alberto Marichalar de Todos los Santos, pero algunos me llaman El Lobo.
- ¿Y ese nombre tan largo, no tendrás sangre azul?
- Bueno, puede ser, es una historia larga, el caso es que me enrollé con una princesa para tocarme los huevos el resto de la vida pero rápidamente me di cuenta de que no era tan fácil como pensaba. Tenía que hacer hijos con ella y el problema es que era más fea que Rosi de Palma oliendo mierda así que le empecé a dar a la drogaína. Y claro como tenía a mi proveedor a la vuelta de la esquina nunca me faltó de nada.
- ¿Y el Lobo por qué?
- Bueno eso es más corto de explicar, con 15 años me presenté a un concurso de comer turrón que se hizo en el pueblo y gané, desde entonces me llaman los colegas El Lobo porque el turrón que nos zampamos era de esa marca. Oye y ¿tú nombre cuál es?
- Caperucita.
- Bonito nombre, eres muy linda, ¿lo sabías?
- La verdad es que un poco, al menos tengo a todos los zagales del pueblo loquitos por mí pero yo me hago la remolona porque son todos unos gañanes y más feos que la hostia, yo busco algo más en un hombre.



Hablando de estas y otras cosas llegaron al pueblo de El Lobo y de La Abuelita.

- Caperucita guapetona, ¿me dejarías unos dinerillos para comprarme unas pastilluquis para esta noche? - le preguntó el Lobo por si colaba.
- Ain lo siento pero no llevo dinero ahora mismo, a lo mejor cuando cobre la paga de La Abuelita te puedo dar unos eurillos.
- Ohhhh, gracias, te acompaño si quieres.
- Muy bien.

sábado, 18 de agosto de 2007

Caperucita Remolacha I

Tralararararita voy a casa de mi abuelita – así cantaba Caperucita Remolacha camino de casa de La Abuela. Caperucita Remolacha era una niña dulce, rubia y muy bella que dedicaba su tiempo a ayudar a sus padres en el cultivo de remolachas, ¿que por qué se llama Caperucita Remolacha? El primer nombre es porque sus padres miraron el calendario cuando nació la chiquilla y era Santa Caperucita así que como son muy devotos desde que se les apareció la virgen, le pusieron ese nombre. El segundo, Remolacha, se lo pusieron los zagales de su cole porque la familia de la niña cultivaba remolachas, además a la chavala le molaba ir vestida de morado.

Pero el camino a casa de La Abuela estaba plagado de peligros, en primer lugar tenía que conducir aquella furgoneta que se iba hacia la izquierda y que no paraba de botar, también por culpa del camino empedrado, al menos con ese traqueteo junto con la funda de bolas que robó a un taxista le daba un masajillo en el culo que se lo dejaba divino. Culo que era el caramelo, el dulce deseado de un montón de chavales de la zona, porque la Caperucita estaba ya buenorra, además de ese culito redondito que quedaba de puta madre con los pantalones color remolacha que llevaba, tenía unas tetitas que daban ganas de hincarle el diente y juguetear con la lengua con sus pezones a medida que se van poniendo duros.

Bien, después de esta licencia erótica del narrador, seguimos con el cuento. Iba ella cantando su canción cuando se le apareció el cazador:

- Hola Caperucita Remolacha, ¿dónde vas tan prontito con la fregoneta? – dijo el Cazador intentando sonsacar alguna información.
- Voy a dejar estas remolachas que hemos cultivado mis papis y yo con mucho amor y cariño al pueblo de al lado, y así tener dinerillo para poder vivir e irme de juerga esta noche con mis amigas.
- Ahhhhhh, ¿me abrirías la fregoneta para ver esas remolachas?
- Claro, señor Cazador, no hay ningún problema.

El Cazador y Caperucita Remolacha se dirigen a la parte de atrás de la furgoneta, Caperucita abre la puerta y el Cazador comprueba que efectivamente ahí solo había un buen puñado de remolachas bien moraditas.

- Muy bien señorita Caperucita, todo está en orden, por cierto ¿le gustaría tomar alguna cañeja conmigo un día de estos? es que se está poniendo usted como un tren.
- ¿Me está tirando los tejos señor Cazador?
- Bueno, pos puede ser que sí, vamos que sí, que me poné usté cachondón cuando la veo.
- Uyyyyy, pos lo siento porque a mi usted me parece un poco viejuno, además es que no es mi tipo con ese pelo churretoso, ese bigotillo a lo Julián Muñoz y ese barrigón que tiene, que seguro que lo pasará mal para follar con una tía.
- Ehhhhhh no te pases chavalita, bien, puede marcharse pero me pagarás esta desconsideración.
- ¡¡¡¡¡Ayyyyyy qué miedo!!!!!

Caperucita, no deberías pasarte tanto con el Cazador que es un tío muy rencoroso, aprovecha que lleva escopeta y es la ley del bosque para conseguir todo lo que se propone. Veremos si al final el Cazador se olvida de ella o vuelve a la carga, mientras tanto nuestra chica sigue su camino a casa de La Abuela por el camino empedrado. Pero a Caperucita le entró una duda, ¿por qué ir por el camino cuando podía ir por la carretera?, está claro que daría menos botes, buenos para su culito, pero al menos iría más cómoda y tardaría menos así que a pesar de que sus viejos la dijeron que fuera por el camino ella les desobedeció y se metió a la carretera en cuanto tuvo la primera oportunidad de hacerlo.

- Oye pues se va de puta madre por la carretera, mis viejos están chalados, mira que decirme que fuera por el camino, viven en el pleistoceno, entre estas cosas y todo el día escuchando (y viendo por la tele que es todavía peor) a Bertin Osborne y a la Pantoja me tienen frita.

lunes, 6 de agosto de 2007

José Luis y su guitarra

Estoy hasta las narices de las mierdas de canciones del verano, hoy traigo una canción como Dios manda. Disfrutad de este vídeo de un cordobés que según he leído por ahí enamoró a España a finales de los años 50 y supongo que también al Franco, que se le caerían las lágrimas de emoción al escuchar canciones como esta: Gibraltar Español.

Con todos vosotros el gran José Luis y su guitarra:


A mi lo que más me ha gustado son los latigazos esos que da como diciendo: Gibraltar español, ¡cojones!, que bien lo sabe Dios. Además el tío canta cuadrado sacando pecho, menudo tufillo facha que tiene la cancioncita.

Por cierto, finalmente y dejando todo para última hora como siempre, la semana que viene por fin tendré unas minivacaciones de una semana, me largo a Barcelona a recorrer sus calles y desconectar mientras visito esta hermosa ciudad.

jueves, 2 de agosto de 2007

Los superfrikis en la Isla de la Mierda

En realidad cuando decidí enviar a algún lugar apartado a los frikis expulsados de la cabecera fue porque al estar en la gloria en mi blog y ser tratados a cuerpo de rey, probablemente no se reintegrarían a la sociedad. Así pues había que aislarles en algún sitio y para ello me decanté por la Isla de la Mierda, la decisión fue facilísima porque me la dejaron tirada de precio: 3 euritos por la isla entera (ójala los pisos dentro de nada cuesten igual). El precio tiene su razón y es que es una puta mierda, pequeña, huele mal y encima tiene forma de mojón, en definitiva, ideal para una panda de desequilibrados.

Los comienzos fueron duros, sobre todo para el primer habitante de la isla: el Morritos Macedonio, el pobre no sabía qué hacer y ponía caras de lo mal que allí olía. Sobrevivió a base de higos de mierda que crecían en árboles de mierda, para matar el tiempo y la soledad se masturbaba dejando la simiente esparcida por todos los rincones. A la semana llegó el cagón Gualberto, el pobre tuvo un problemón porque los higos de mierda le producían una cagalera cojonuda, de manera que estuvo esparciendo mierda por todos los rincones de la isla. Sin querer ambos lograron revivir la tierra de mierda de la isla y fertilizarla, de allí comenzaron a brotar plantitas que a la larga les proporcionaron comida de todo tipo: manzanas, peras, salchichas, cacahuetes o donuts. Poco a poco fueron entrando superfrikis.

Importante fue el momento en el que apareció por allí La Norma, una tía a la que le gustaba la marcha y dijo: "Toda la simiente para mi, vamos a pasárnoslo bien aquí". Craso error porque los árboles vieron disminuídos sus nutrientes y comenzaron a dar otro tipo de frutas tales como cáscaras de pipas, huesos de melocotones o higadillos de conejo. Aún así parecían no percibir el peligro: ¡podían perder su fuente de nutrientes por dejarse llevar por el instinto animal!. Aquello era un descontrol, cada uno iba a su bola y mataba el tiempo como podía hasta que le tocara el turno de avalanzarse sobre el cuerpo de La Norma, que no se movía de debajo de la sombra de un árbol con las patas abiertas. Menos mal que entró Morgana y puso orden, a partir de este momento las cosas cambiaron, se hizo con las riendas de la Isla y los árboles de nuevo volvieron a dar comida de la buena, incluso podías encontrarte algún chocolatero o gominolero.

Aquí el Jorgito y el Dimitri llevado troncos para construir el asiento de Morgana

Pero con la entrada de cada vez más frikis la cosa empezó a complicarse para Morgana, ya no le era tan sencillo controlar a los cada vez más numerosos superfrikis. Algunos comenzaron a poner en entredicho la forma de gobierno que Morgana llevaba con mano dura, por ejemplo no comprendían por qué no podían jugar a los bolos más allá de las 10 de la noche, bañarse en la piscina de lodo en pelotas o tararear una canción de la Pantoja en sitio público. Eran normas injustas propias de un ser al que le falta un tornillo, a la Morgana se le había subido el poder a la cabeza. Pronto se vieron envueltos en una batalla por el poder que duró algunas semanas, hubo varias bajas: una oreja de pan de Superempanado, una coleta del Coletitas Filadelfo y la poca salud mental que les quedaba a algunos. La pugna por el poder parecía que iba a durar toda la eternidad, se habían hecho dos bandos de fuerza similar, la partida estaba empatada.

Y con esta situación insostenible entró el General Joventino que por fin pudo poner en práctica todas sus habilidades estratégicas, utilizó una táctica llamada guerra de la pulga que consistía en atacar de manera rápida y bien dirigida durante la noche el enclave de Morgana, como se suele decir les pillaron en bragas y no tuvieron nada que hacer. Morgana fue condenada a sonreir el resto de su vida bajo pena de 5 sardinetas cada vez que no lo hiciera, un castigo muy duro pero merecido por haber dejado sin libertad al resto de superfrikis con sus órdenes. Aquella peleilla definitiva será recordada por siempre en la Isla, se le llamó la Guerra de la Pulga por la estrategia utilizada por Joventino que pasó a convertirse en un héroe y encargado de la defensa de la Isla de la Mierda.

Joventino oculto tran unas hojas

Ahora solo quedaba decidir otra forma de gobierno y tras profundas deliberaciones decidieron adoptar una serie de normas que cada uno debía cumplir: había que cagar y pajearse debajo de los árboles para que no faltara comida; y cada uno tenía que hacer lo que le diera la gana sin molestar a ninguno de los habitantes de la isla, si así fuera debía dejar de hacerlo y pedir perdón al afectado. Con estas dos sencillas normas están ahora viviendo felices y cada uno puede desarrollar su propia personalidad e individualidad sin presiones de una sociedad basada en normas y leyes imbéciles.