Como algunos ya sabréis hay en la blogosfera un universitario que dice que su vida es surrealista, el coleguilla ha convocado un concurso de los que me molan, lo único que se gana es el reconocimiento y una caña a petición mia porque el tío es un agarrado. Consiste en contar por qué mi vida es tan surrealista y allá voy, solo espero que no haya trapicheos y que a partir de mañana votéis el relato que os parezca mejor.
Yo lo tengo muy fácil, solo hay que ver el blog que tengo, un blog que apesta a surrealismo y dadaísmo. Pero en vez de contar una anécdota o un día superextrasurrealista os voy a relatar uno cualquiera de mi vida. También para todos aquellos que no conocen mi blog al leer el texto podrán hacerse una idea de lo que van a encontrar diariamente en el mismo. Vamos allá.
Veréis, me levanto a eso de las seis y cuarto de la mañana después de dormir unas pocas horas menos de las que mi cuerpo necesita, aunque no puedo evitar saltar de la cama y bailar en cuanto suena en mi despertador el Tomorrow Never Knows. ¿Qué haces nada más levantarte? Pues lo que hacen todos los tíos, me doy una buena rascada de culo y me estiro todo lo que puedo, lo segundo es echar una grandiosa cascada amarilla mientras poco a poco intento abrir los ojos. Desayuno un buen tazón de Lentejas Siempre Dulces (así se llama la marca de mis cereales) y un zumo de la Tía María, es todo lo que necesito para empezar el día repleto de energía y a ¡todo color!.
Hoy voy a revelar donde trabajo, supongo que muchos estaréis deseosos de saberlo, pues bien ha llegado ese día. Lo cierto es que os mentía un poco al deciros que estaba intentando dominar el mundo, en realidad el fin de mi empresa es ese sin embargo yo no soy el mandamás, es un científico loco llamado André. Mi misión dentro de la empresa es colocar los papeles que se van generando y mantenerlos ordenaditos, muy importante pero menos valorado que una rueda cuadrada. Eso sí, me entero de todos los proyectos en los que está sumido André, al parecer se le ocurren mientras está durmiendo, hay que ver cómo está de pirado el tío. Ahora está metido en un plan para dominar el mundo a través de la Coca-Cola, para ello los químicos están investigando un líquido dominador, que envasado en los cartones de vino barato de todo el mundo y al ser mezclado con la Coca-Cola rendirá a los humanos a nuestros pies, sobre todo en verano que hay más sed.

Simulación por ordenador del resultado del proyecto
El horario del trabajo es de ocho a tres y a las cuatro entro en el otro curro hasta las siete, tengo una hora entre uno y otro pero tengo que comer y desplazarme cogiendo el maravilloso transporte público. En el metro no puedo evitarlo y se me cierran los ojos, sin darme cuenta estoy en un mundo lleno de monstruos con forma de viejunas, señores con brazos en alto de cuyas axilas salen efluvios de pestilente aroma, hace un calor excesivo y de fondo escucho músicas entremezcladas entre las que dominan melodías monorrítmicas. Justo cuando llego a mi estación me despierto sobresaltado y dando un salto me lanzo en plancha procurando salir antes de que las puertas cierren. Lo consigo por los pelos pero en la caída limpio un suelo repleto de gapos, chicles y pañuelos de papel usados, se van a enterar estos, les voy a escribir una hoja de reclamación que se van a cagar.
Llego al curro vespertino hecho un guiñapo y con un agujero en el estómago, necesito comer y qué mejor que mi táper de los chinos, hoy voy a disfrutar un montón con mis bolas de ornitorrinco nigeriano a las gruesas hierbas. Sin tiempo para más, en cuanto termino de zampar, me siento en una silla delante de un ordenador a pinchar sobre botones mientras en los cascos escucho a los Electric Prunes. A veces despierto del sopor y de mis sueños erótico-festivos en el País de las Piruletas para ir al servicio a soltar un bonito regalo, es que entre los cereales y el ornitorrinco tengo que ir varias veces al día, sin duda tengo una flora intestinal en perfecto estado.
Un político del Partido de las Piruletas Arcoiris pidiendo votos, este regala condones
Por fin llegan las siete, corriendo voy al tren y las ganas de pillar sitio para leer me obligan a luchar, he de vencer a las hordas de seres arrugados que guardan fuerzas para su momento de la verdad diario, parecen lentos pero en ese momento triplican su velocidad, son seres peligrosos de codos afilados que saben meter bien el culo para ganarse su espacio. Sin embargo, después de un duro día de trabajo a mi nadie me va a quitar un sitio. Me siento y saco mi tebeo de Chorizo y Morcilla, jajja, me voy partiendo la ojarasca con este par de embutidos hasta que nombran mi estación por la megafonía del tren.
Al llegar a casa lo mejor para desestresarse es una buena cerveza, que al poco rato deja de ser una y se convierten en tres, entre la segunda y la tercera me casco un pajote, joder que potencia tengo, soy El Gran Masturbador, me siento invencible. Ceno un bocadillo de pipas con tomate mientras veo La edad de oro, nada más terminar observo que no soy tan invencible y empiezo a notar signos de debilidad. Se me empiezan a cerrar los ojos, no lucho, me dejo llevar, sin duda me gusta dormir porque puedo soñar y es en este estado cuando siento “la gran libertad del espíritu”, así es como llama mi jefe a ese momento en el cual se puede hacer estallar a la imaginación, plasmada diariamente en forma de posts en este rinconcito en el que todo el mundo es bienvenido.
Y esto es lo que suelo hacer en un día cualquiera, si queréis leer más vidas y votar a la que creáis más surrealista solo tenéis que pasaros por el blog de un universitario corriente con vida surrealista, podréis hacerlo mañana y pasado:
Pincha en la imagen y vótame que no tengo dinero ni pa una caña