¿Por qué no hay chinos enterrados en los cementerios? Chasky os resuelve este misterio

Una pregunta sin respuesta que pulula por la calle es “¿por qué no hay chinos enterrados en ningún cementerio?” Y la respuesta casi siempre es la misma: “seguro que se los comen (y nos los comemos en sus restaurantes)”. Hoy por fin, vais a despejar vuestras dudas y os voy a contar toda la verdad.

Allá por el año 1.000 a.C. un chino llamado Co-Chino era el cocinero personal del emperador Ma Chín, que decían que estaba como una maraca. Un buen día vio a un chavalín trasteando en sus pucheros y para darle una pequeña lección le cogió y le metió en el guiso, así de paso el dinero que tenía para la carne se lo podría gastar en putillas por la noche. El emperador al probar el guiso se quedó flipado por su sabor y por la delicadeza y finura de la carne, en recompensa por este delicioso manjar el cocinero fue recompensado con un par de chinas, que se fumó en un santiamén y que le dejaron tocado dos días.

A raíz de aquel suceso los chinos comenzaron a cocinar a sus muertos en unos guisos denominados co-chinada, en honor a su descubridor. Pero de repente un chino espabilado, llamado Chu-Li To, jefe de la mafia de Shangai, pensó que si la carne amarilla estaba rica guisada probablemente también lo estaría fritita, similar a los torreznos. Así que ordenó a su cocinero que hiciera la prueba con un chinito que le estaba tocando los cojones, pero el cocinero había estado toda la noche bebiendo sake y llevaba una caraja que no podía con ella así que el resultado fue lamentable. Se le churrasco toda la carne y no se podía comer ni con un kilo de especias, el mafioso se pilló un mosqueo que paqué, así que él mismo le rebanó en varios trocitos con su katana y le puso en la plancha hasta que quedó bien torradito, casi hecho ceniza. Y esta fue la práctica que comenzó a utilizar el señor Chu-Li To para deshacerse de sus víctimas.

Práctica que se ha hecho popular a lo largo de los años hasta nuestros días para deshacernos de los muertos, los occidentales les copiamos la tradición con alguna variante como por ejemplo meter las cenizas en cacharros que no hacen más que estorbar a los zombis en los cementerios. Los chinos sin embargo son mucho más prácticos y una vez churrascan a sus muertos en una sartén, en el horno o en la plancha (esto va por gustos) tiran las cenizas por el fregadero que dicen que son muy buenas para desatascarlos.