viernes, 14 de octubre de 2005

Renacen los señores de gabardina

Hace un rato he llegado al curro vivo y a salvo de la cantidad de peligros a los que me he tenido que enfrentar hoy. En el subsuelo de Madrid hay un mundo con una ley distinta a la que se rige en la superficie, y que tienes que aceptar si quieres usar el metro.

Hoy me he levantado con mucho sueño, y esto unido a que voy escuchando música, voy totalmente aislado de lo que sucede a mi alrededor con lo cual la posibilidad de que sea atacado se multiplican. Y si hay pocos peligros en el transporte público estos días estamos asistiendo a la aparición, como las setas, de unos seres que solo aparecen en los días de lluvia. Estos seres vestidos con gabardina portan un arma mortífera con el consentimiento de los vigilantes de seguridad, que lo único que les he visto hacer es llamar la atención a los chavales que se sientan en el suelo del metro y pedirles que se levanten. ¿Qué daño hacen? ¿Es por la imagen? Pues que le den a la imagen del metro, peor imagen da cuando no pueden circular los trenes porque se les ha inundado una estación.

Volviendo a lo importante, tened cuidado con estas personas porque pueden hacerte una herida cual asta de toro o en el mejor de los casos, si el arma no es lo suficientemente mortífera un moratón. Eso es lo que me ha ocurrido hoy, bueno todavía no sé si tengo un moratón o no, pero me duele la pierna cuando me toco el lugar del impacto. ¿Y cuál es esta arma a la que me estoy refiriendo? Pues son estos paraguas que acaban en forma de pincho de hierro o en el mejor de los casos de madera. Hoy me he tenido que enfrentar a uno de los segundos.


Iba yo tan tranquilo andando cuando un hombre a mi derecha ha agarrado el paraguas por la mitad y se ha puesto a impulsarse con los brazos de manera exagerada llevando el paraguas hacia adelante y hacia atrás. Y claro con la punta hacia atrás, y he aquí mi suerte que no he previsto esta posible situación y me ha impactado en la pierna. Y es lo que digo, menos mal que la punta no era de hierro porque si está afilada me atraviesa la pierna. El tío gabardina me ha pedido perdón pero le he visto que ha seguido andando de la misma manera, seguro que tiene más accidentes de estos. Pronto habrá una generación de cojos y si el ser gabardina es alto, de impotentes.

Pero para vuestra tranquilidad he llegado vivo aunque no a salvo.

4 comentarios:

Deyector dijo...

No te quejes, que llevaba el paraguas bajo, siempre hay quien lo lleva a la altura exacta de tus gónadas y vas tú detrás, con cara de miedo y sacando culo en un intento de alejar de su arma mortífera tus valores más preciados...
A simple vista el tipo de la foto parece Iñaki Glutamato...

Chasky dijo...

Así es, qué buen ojo tienes.

Deyector dijo...

¿¿Es él?? ¿he acertado? ¿cuál es el premio?

Chasky dijo...

un paraguas acabado en pincho