Todos los días la misma historia, me despierto cuando una gigantesca mano me sujeta con dos dedos del cuello del pijama, noto como asciendo hasta el infinito y desde allí caigo hasta que me estampo contra la tierra.
En esa caída libre las nubes se iban apartando, dejándome paso, sin querer interponerse en el descenso, aunque a veces por mi insistencia o porque alguna estaba despistada conseguía posarme sobre ellas. Pero era algo transitorio, que duraba apenas unos minutos, unos segundos, porque rápidamente me iba hundiendo más y más hasta que me veía de nuevo cayendo hasta que daba con los huesos en un suelo duro y frío.
Pronto aprendes a convivir con la historia de todos los días, te cogen cual mierda asquerosa por la mañana, te dejan caer hasta que un día te pegues una ostia tan grande que hagas un agujero que te lleve directamente al infierno.
Pero hoy es un día diferente, no he sentido ese dolor diario porque una nube ha parado mi caída, con una suavidad que me ha hecho estremecerme. Era de un blanco intenso, deslumbrante, suave como el algodón y muy, muy dulce. Sin querer mis labios se posaron en su superficie y sentí que aquello compensaba con creces los batacazos diarios.
En esa caída libre las nubes se iban apartando, dejándome paso, sin querer interponerse en el descenso, aunque a veces por mi insistencia o porque alguna estaba despistada conseguía posarme sobre ellas. Pero era algo transitorio, que duraba apenas unos minutos, unos segundos, porque rápidamente me iba hundiendo más y más hasta que me veía de nuevo cayendo hasta que daba con los huesos en un suelo duro y frío.
Pronto aprendes a convivir con la historia de todos los días, te cogen cual mierda asquerosa por la mañana, te dejan caer hasta que un día te pegues una ostia tan grande que hagas un agujero que te lleve directamente al infierno.
Pero hoy es un día diferente, no he sentido ese dolor diario porque una nube ha parado mi caída, con una suavidad que me ha hecho estremecerme. Era de un blanco intenso, deslumbrante, suave como el algodón y muy, muy dulce. Sin querer mis labios se posaron en su superficie y sentí que aquello compensaba con creces los batacazos diarios.
7 comentarios:
Hay que ver lo mucho que hace cambiar de almohada...
Pues con el paso del tiempo, esa nube se te hara indispensable.
Surgiran pequeñas tormentas. Pero piensa como sería levantarte cada dia sin esa nube que amortigüe tu caida.
Fuera de coñas de almohadas, suerte con la nube y cuidala, que no se la lleve el viento
Casi da miedo que pongas tantas esperanzas en una nube.
Si no es poner esperanzas en una nube concreta, sino disfrutar de mi estancia en ella hasta que no aguante más mi peso, y eso no se sabe cuando ocurrirá.
Pues disfruta y déjate llevar. Sé feliz un poco o un mucho. Y que te quiten lo bailao.
como se sentira el algodon salado?
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