sábado, 4 de marzo de 2006

Siesta sálvame

Ayer estuvimos en el debut de DJ Hanofer intentando ponerle nervioso, pidiéndole canción tras canción e increpándole porque solo me puso la mitad de lo que le pedí. Y lo que él no bebía lo hacía yo, así que pasó lo que pasó, y no es que bebiera demasiado, debe ser que he perdido el fondo que logré tener en aquellos tiempos de botellones hiciera calor, frío, nevara o lloviera. Lo que no he perdido es esa capacidad de atracción hacia mi de los personajes más raros del sitio en el que esté, en este caso me dijo un tío de 40 tacos por lo menos que me conocía, tuvimos que hablar un rato para aclarar el malentendido.

A parte de escuchar la buena música de DJ Hanofer en aquel cutrebar y beber, también hicimos planes para sacar dinero en los festivales de música. Ya tenemos una idea, que aunque hay que madurarla, seguro que nos hace millonarios, pero estos efectos producidos por el alcohol no son tan agradables por la mañana:

7:30: no sé que coño me ha dicho mi hermano.

8:00:
golpes en el piso de arriba, al parecer están moviendo muebles.

8:30:
se levanta mi hermano que no sé dónde coño va.

9:00:
el puto pájaro canta a un volumen increíble para ser tan pequeño.

9:30:
gritos de mi madre, al parecer se han cargado la cama de mi hermana.

9:35:
se incorporan los gritos de mi padre a los de mi madre.

9:40:
el puto niño de arriba se pone a dar gritos también con la puta PS2.

9:45:
me levanto de la cama, no puedo más, me mareo nada más ponerme de pie, el síntoma se pasa a los pocos segundos, servicio, trago de agua, tengo sueño, ojos pegados, la tripita me dice que tiene que evacuar material peligroso por abajo, consigo encestar en el váter, pongo la tele, hay un vídeo musical de Olivia Newton John, apago la tele, me quedo mirando al techo media hora.

10:30:
me acerco a la cocina, no puedo comer nada, a ver si puedo ingerir algo en la comida, “¿mamá que vas a poner de comer?” “judías con oreja”, me cagüen la puta lo que faltaba.

Y ahora estoy aquí escribiendo todo esto en estado catatónico, y lo peor de todo es que no quería beber mucho ayer para hoy estar en forma en el último concierto de la sala Aqualung de Madrid. Se ve que no lo conseguí así que ahora pongo todas mis esperanzas en el poder regenerativo de la siesta.

5 comentarios:

Lo dijo...

Espero que te salve porque te espera una noche...oye, sabes qué? tehe dejado una cosita en mi blog....je, je.

Anónimo dijo...

Me identifico contigo punto por punto. Una mañanita infernal sólo subsanable con una siesta.

Chasky dijo...

Gracias lo, ¿te he dicho ya que te quiero? si no te habías dado cuenta te lo digo ahora: "Te quiero un montón", y gracias por estos regalitos.

Sue vamos a ver qué tal la siesta después de las judías blancas.

Isthar dijo...

Creo que las siestas no obran milagros, pero algo pueden ayudar.

Recuérdame que te regale un par de tapones para los oídos ;)

Chasky dijo...

¿Y no me podrías regalar unas vacaciones en una isla desierta? Anda porfi!!!!.