No os creais la palabra de un Chasky

No os creais nada de lo que os diga nunca, soy un mentiroso que no puede mantener ninguna promesa ante vosotros. Ya os expliqué los problemas que tengo para resistirme a dar una patada a cualquier cosa que veo tirada en el suelo, ya sean castañas, naranjas, bolsas, piedras, botes o cualquier resto inorgánico dejado en medio de la calle por algún guarro o guarra.

Pues voy el otro día por la calle, como siempre con sueño y con los ojos pequeñitos mirando al suelo a través de los cuales veo lo justo para no ir chocándome con todo, y en eso que veo una bolita de chicle. Era una esfera casi perfecta lo que parecía indicar cierta dureza, así que sin dudarlo le pego una patada, miro a lo lejos a ver hasta donde lo he mandado, pero me doy cuenta de que algo ha fallado. No veo ninguna bola de chicle volando, donde está el chicle, debería estar por el aire, uppssss, no puede ser, agacho la cabeza y sorpresa, se ha enamorado de mi zapatilla y se ha quedado pegado en la puntera.

Me cagüen la ostia que no aprendo y de castigo en esta ocasión me tocó agacharme en medio de la calle a limpiarme el chicle, que estaba bien blandito y pegajoso, con un clínex de esos que llevo sueltos en los bolsillos de la cazadora desde hace tres o cuatro meses y se deshacen en cuanto les da la luz. Al final conseguí quitarme la mayor parte del puto chicle pero han quedado algunos restos con los que no he podido hacer nada, restos que se han vuelto de color negro pero que me recuerdan, junto a los restos de naranja, que no debo ir pegando patadas a las cosas.

Y de verdad de la buena que ya no le pego ninguna patada a nada más.