miércoles, 8 de febrero de 2006

Mi amigo Ignatius

Hacía mucho tiempo que no me cruzaba con él, joer qué recuerdos, qué risas cuando le veía con el palillo en la boca, qué mal olía el condenado, cómo movía el culo para andar con dificultad, con su barriga, su bigote, su pelo grasoso y despeinado, de nuevo he vuelto a encontrarme con Ignatius en el metro.

Desde que le vi pensé que era el tío más parecido a Ignatius J. Really de todo el mundo. Hubo una temporada en la que coincidíamos casi siempre en el metro cuando iba a casa, llegaba cansado y me alegraba la tarde, me descojonaba de la risa cuando le veía porque le asociaba en seguida con el protagonista de La conjura de los necios.

El problema principal es que no me podía acercar mucho a él, ¿por qué? Ya lo he adelantado antes, porque olía fatal y de la sonrisa en la boca pasaba en seguida a la arcada. Además los dos nos bajábamos en la misma estación, por lo que subíamos al metro más o menos por las mismas puertas, situándonos estratégicamente para salir enfrente de la salida. Y claro ya sabiendo esto, y que no podía soportar su aroma, esperaba a que entrase para ir a otra puerta, pero un buen día el metro iba lleno y no se qué coño hizo el tío que de la otra punta del vagón llego hasta donde estaba yo, levantó el brazo para agarrarse y me puso el sobaco en toda la cara. Fue uno de los peores momentos de mi vida.

Aun así no le guardo rencor y hoy he vuelto a reírme cuando le he visto mover ese culito rechoncho y su inseparable palillo debajo del bigote, estoy por regalarle la gorra de cazador para que sea clavadito.

12 comentarios:

pez dijo...

es curioso el transporte publico pero anda q no une, uno no sabe porq pero habeces conoces a alguien y te lo encuentras todos los dias da igual en q bagon entres, donde te sientes q siempre esta alli y claro luego te entra la curiosidad sobre su vida y cuando llega ese dia despues de 2 meses en q decides empezar a hablar va y no aparece entonces te comes el tarro de q le habra pasado.

Cirene dijo...

solo falta que le preguntes como se llama, seguro te quedas pasmao de la sorpresa, es lo que tiene el transporte público.

Cazadora de almas dijo...

Jajaja! Curios lo que tiene viajar en el metro! Por lo menos, has de reconocer que un mal momento llevó a otro bueno ¿no? Me encata tu blog!
Besos!

PD: Estoy deacuerdo, los sabelotodos en realidad no saben de nada!

Chasky dijo...

Si yo os contara lo que da de si ir en metro todos los días, hubo una temporada que me dió por escribir sobre ello, creía que lo había superado pero al ver de nuevo a Ignatius no he podido evitarlo.

Cazadora no sé si es bueno que te guste mi blog, si es una mierdecilla, para bueno el tuyo.

Cazadora de almas dijo...

Los hay peores, el tuyo me entretiene!
Besos!

Chasky dijo...

Me alegro que te entretenga entonces, y gracias por los halagos.

Virrey Mendoza dijo...

Chasky, tienes toda la razón. El lumpen que nos juntamos todas las mañanas en el metro sí que es un "jardín del edén" de especies únicas, y no esos bicharracos que han encontrado en Indonesia...
Un día igual te copio y escribo algo sobre la panda de ñetas (o quizá son latinkins) que se ponen en la parada de al lado de mi piso.

Chasky dijo...

Este no sé si tiene la misma mentalidad de Ignatius, pero al menos físicamente es lo más parecido a lo que me puedo imaginar según la descripción del libro.

momo dijo...

Sácale una foto :P le pondremos cara! #onanista#

reve dijo...

Llevo muy mal, muy muy mal, fatal, lo de los olores en el metro...

Deyector dijo...

Ignatius es el filósofo más grande del siglo XX, foto, porfa
Y lo de los olores... lo llevo muy ma, no aguanto los olores (malos) ajenos, trato de apartarme todo lo que puedo, lo malo es cuando pasa como a ti o a mi hoy, que va tan lleno que no sólo lo hueles sino que te lo restriega físicamente... creía que iba a vomitar

Lo dijo...

Interesante elección...