“Me duele más a mi que a ellos”, esto es lo que muchos padres dicen después de dar una bofetada a sus hijos. A mi modo de ver dar un azote a un niño o encerrarle en su habitación durante horas es tratarlos como animales, dándoles a entender que si haces algo mal vas a ser castigado, y lo más fácil y rápido es el castigo físico.
En principio el castigo debería ser la última alternativa para reconducir y enseñar al niño cual es la conducta que debe tomar ante una situación determinada. Por tanto, en mi opinión, lo primero que habría que hacer es hablar con los niños, tratarlos como seres inteligentes, e intentar explicarles y convencerles del por qué no deben hacer una cosa, o por qué han hecho algo mal. Pero evidentemente esto lleva un tiempo, y debido al modo de vida tan rápido que llevamos, lo más sencillo es pegarle una toba y que aprenda a base de castigos, en este caso físico que es todavía más fácil y no tienes que pensar en cómo castigarle de otra manera.
Esto se ratifica en una encuesta, en la cual se demuestra que el 59% de los adultos aprueba pegar "alguna vez" a sus hijos, lo que señala que el bofetón está al orden del día y que aún no hemos evolucionado demasiado de la época franquista en la que dar unos cuantos azotes a un niño era algo imprescindible y necesario para su educación, y si no lo hacían los padres lo hacían los maestros, o el puto cura: era la cultura del azote.
En principio el castigo debería ser la última alternativa para reconducir y enseñar al niño cual es la conducta que debe tomar ante una situación determinada. Por tanto, en mi opinión, lo primero que habría que hacer es hablar con los niños, tratarlos como seres inteligentes, e intentar explicarles y convencerles del por qué no deben hacer una cosa, o por qué han hecho algo mal. Pero evidentemente esto lleva un tiempo, y debido al modo de vida tan rápido que llevamos, lo más sencillo es pegarle una toba y que aprenda a base de castigos, en este caso físico que es todavía más fácil y no tienes que pensar en cómo castigarle de otra manera.
Esto se ratifica en una encuesta, en la cual se demuestra que el 59% de los adultos aprueba pegar "alguna vez" a sus hijos, lo que señala que el bofetón está al orden del día y que aún no hemos evolucionado demasiado de la época franquista en la que dar unos cuantos azotes a un niño era algo imprescindible y necesario para su educación, y si no lo hacían los padres lo hacían los maestros, o el puto cura: era la cultura del azote.
Y aunque sí que es cierto que en algún momento los niños se ponen insoportables, son unos trastos o muy inquietos, no es menos cierto de que son niños y que si no fueran así no aprenderían tan rápido, y esto a veces se nos olvida a los adultos. Sé que esto es muy fácil decirlo cuando solo paso un rato con algún niño y no tengo que estar con uno durante mucho tiempo, pero espero poder cumplir estas reflexiones si en algún momento de mi vida, ahora lejano, he de cuidar de un hijo o hija.
4 comentarios:
"Entre estas castigos figuran las bofetadas, el azote o nalgada, sacudir, dar patadas, golpear con una regla o cinturón, el tirón de pelos y de orejas, el insulto, el grito, la humillación pública, culpabilizar, los motes, la comparación con otras personas, la mirada, el rechazo o la ignorancia y el silencio."
Vale, yo soy de la teoría de que con los críos hay que razonar. El año pasado, mi sobrino, tenía la sana manía de salir corriendo y cruzar la calle sin mirar. Tras el primer susto, intentas explicarle que eso no se hace porque puedes hacerte daño. Si aún así no lo entiende y lo sigue haciendo como sucedía, no te queda más remedio que los gritos, las miradas aviesas y todo lo que haga falta para que te obedezca. Igual si no le grito para que me tome en serio, es atropellado...
El castigo sistemático al final hace callo y el castigado aprende a pasar de ello (si no incluso a disfrutarlo). Pero, por mucho que se quiera hablar y razonar, hay momentos en que el factor sorpresa del bofetón a tiempo vale más que cualquier charla...
Todo esto se está saliendo de madre. Hablan de un cachete como si fuera una paliza. ¿A qué viene ahora demonizar este tema? Me revienta que los periodistas generalicen para dar noticias llamativas. Como ese estudio que en inglés dice que la voz de las mujeres activa diferentes zonas cerebrales y aquí un listo lo ha traducido como que el cerebro masculino no está preparado para escuchar la voz femenina. Manda narices. A mí me han dado algún cachete y ni estoy traumatizada ni creo que no estuvieran bien dados. Estamos malcriando a los niños de una forma increíble y un pequeño cachete no es para echarse las manos a la cabeza. A ver si un crío en plena rabieta atiende a razones con buenas palabras.
El egoismo de las personas, de los padres en este caso, llega a estos extremos. Luego se habla de violencia doméstica... Evitemos las comparaciones trasnochados de tiempos pasados porque retratan descaradamente una opinión sincera e inteligente.
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