Aunque tengo varias alternativas para llegar al curro prefiero, a pesar de tardar un poco más, coger el metro en la primera estación de una línea, de esa manera me siento sin peleas y puedo leer sentado tranquilamente.
De todas formas eso de ir leyendo tranquilamente es relativo, todos los que cogéis el transporte público sabéis las causas que pueden romper la tranquilidad. Y entre esas causas, cómo no, se encuentran las viejunas. Ayer sin ir más lejos en la cuarta estación entraron tres de ellas, una estaba colocada en una puerta y las otras dos en otra, la que iba por libre consiguió un asiento mientras que las otras dos tuvieron que permanecer de pie a pesar de lanzarse a toda velocidad dentro del vagón. Mala suerte.
En el siguiente gráfico
(V=Viejunas; Chasky=Chasky; O=Ojetes=Gente sentada en asientos) puede verse más claramente la situación de los hechos
:
Viejuna en las puertas con el cuchillo entre los dientes para lanzarse en plancha sobre los asientos haciendo uso de una técnica envolvente
La Viejuna 1 consigue asiento mientras que las otras dos cascurrean de pie
Las viejunas que estaban de pie empezaron a hablar entre ellas, mientras que la viejuna número 1 metía baza de vez en cuando. Os podéis imaginar, si no fuera suficiente con tener al lado a dos cotorras bociferantes, porque además las señoras no sabían hablar bajo, todo el vagón entero se estaba enterando de los peligros de una operación de reducción de estómago, además las tenía que soportar en estéreo (2 voces venían por la derecha y otra por la izquierda). Evidentemente así, mantener la concentración en el libro se hacer una tarea casi imposible.
Al final la viejuna 2, a pesar de estar un poco ternesca se movió con gran velocidad al ver un asiento libre, no dando ninguna oportunidad a que la viejuna 3 la arrebatara el sitio, en el metro impera la ley de la selva y para estas cosas las amistades quedan a un lado. Pero a pesar de alejarse un poco ahora el leer fue algo absolutamente imposible, hicieron una formación en línea de tres que acabó con las esperanzas de los pasajeros cercanos de poder concentrarse en sus libros. Así que a mi no me quedó más remedio que concentrarme en su conversación de dietas, pérdida de peso y operaciones de reducción de estómago.
Así quedó la situación final: viejunas en formación lineal.
De verdad que no entiendo por qué la gente necesita comunicarse a gritos a pesar de tener a su interlocutor a escasos centímetros.