No soy Álex, se ha confundido... ¡26 veces!

¿Diga?

¿Álex?
No, se ha equivocado.
¿Me he equivocado?
Sí, se ha confundido.
Perdone.

Ayer fue el día de Álex. Un amigo malagueño, aparentemente con síntomas de embriaguez, de locura transitoria, de gilipollez supina o de subnormalidad profunda, se dedicó durante todo el día a intentar hablar con él llamando al número de teléfono de un servidor.

El tonto'l móvil en acción

Hasta 26 fueron las llamadas recibidas desde tres números fijos distintos de Málaga y un móvil desde las 11:17 hasta las 21:48. Al principio me hacía gracia el asunto, incluso hubo tres llamadas en las que se puso mi profesora de inglés para confundirle un poco, el pobre (hijo de puta) decía: “no te entiendo, ¿Álex?”. Pero poco a poco me empecé a mosquear, y aunque la mayoría de las llamadas ni se las cogía le dije cosas finas un par de veces, sin darle tiempo a preguntar por Álex.

De hecho durante la tarde ya estuve planeando acciones de contraataque para semejante imbécil. La que más posibilidades tenía de ser llevada a cabo era la de pasarme por la policía cuando cogiera el teléfono, o incluso para hacerlo más creíble, llamarle desde un número oculto diciendo que era la poli y que habían recibido una denuncia. Pero bueno, por suerte hoy no me han llamado ninguna vez, cruzaremos los dedos para que ya hayan encontrado a Álex.