El conserje con problemas de alcohol

Los viernes en el curro, aprovechando los 20 minutos de descanso que a veces se convierten por sí solos en 30, nos bajamos algunos compañeros a zamparnos un bocata con su cervecita a un bar cercano. El bar es pequeñito y suele estar frecuentado por trabajadores de las empresas que hay en los edificios cercanos. Pero vayas a la hora que vayas es muy posible que te encuentres al conserje de uno de esos edificios.

No sé lo que hará exactamente este conserje durante sus horas de trabajo pero lo que sí sé es que una de las cosas que hace es emborracharse, o al menos intentarlo porque debe tener su cuerpo muy entrenado para soportar las arremetidas del alcohol. El tío siempre va con un mono azul de trabajo que no puede abrochar por su tremenda panza, tiene una voz grave de borracho que lucha por salir esquivando el palillo que siempre lleva en la boca, la cual es defendida en el flanco superior por su bigote blanco. Es evidente que tiene un problema con el alcohol pero no sólo no debe importarle sino que además es de los que están orgullosos de ello, en una ocasión le escuché pavonearse de que se había pimplado él solo una botella de anís el mono después de comer.

Y por mucho que estés a tu bocata, me es imposible evitar no escuchar lo que dice el señor conserje (al que vamos a llamar a partir de ahora Evaristo) porque habla a gritos, además por su aspecto físico y lo burro que es me recuerda al Capitán Cavernícola. En cualquier caso, estoy seguro de que esta no va a ser la única vez que os hable de él porque a veces dice unas cosas dignas de un post.