La presión grupal

Actualmente prefiero hacer solo lo que realmente me apetece, cuando tienes un conjunto de relaciones personales es lógico que te ofrezcan hacer cosas como ir al cine, teatro, a comer o a cenar, a salir de copas... Está genial tener esta oferta pero hay muchas veces que no te apetece hacer una cosa concreta pero por quedar bien vas.

Pues yo paso ya de hacer esto, voy solo donde me apetece ir, por ejemplo por qué tengo que salir por la noche de copas y aguantar música infumable sacada de la lista de los 40 principales, aburriéndome hasta la saciedad sobreviviendo momentáneamente mientras tenga una copa en la mano. Bien, pues creo que no, he llegado a un punto en el que no me importa lo que piensen los demás, mi tiempo es mio y lo utilizaré para lo que me plazca, la presión grupal ya no me afecta.

Sin embargo esto no era tan fácil de superar con menos años, sino que se lo digan a Julio, un amigo de unos amigos (no sé si era mi amigo). El chaval tenía una abrumante capacidad para no parar de hablar, contándote trolas según iba desarrollando el discurso y contradiciéndose constantemente. Pero lo más asombroso de su persona era el intentar quedar bien constantemente, era una época en la que hacíamos nuestros botellones y claro se trataba de beber, sin embargo él tenía una paupérrima capacidad para ingerir alcohol por lo que tenía que disimular ese déficit. Más de una vez le pillé tirando parte del contenido de su vaso, pero por otro lado nos contaba que él no se emborrachaba porque utilizaba algunos métodos como tomarse una cucharada de aceite antes de salir de casa. Otro día ni corto ni perezoso, supongo que también bajo los efectos del alcohol, me dijo que el fumaba para quedar bien pero que en realidad no se tragaba el humo. Y por supuesto, conocía a un montón de chicas que nos iba a presentar, incluso nos emparejó según su criterio, evidentemente nunca las conocimos.

Solo espero que ya haya superado todo esto.