La mujer del Sr. Tomás huele avinagrá

Lo primero que hice al mangarle la cartera al pijo-pobre fue ver la pasta que tenía en su interior, nos ha jodido, que ando mú mal de pelas, ya no tengo ni pa putas. Pero bueno, no me jodas, solo 20 eurillos, su puta madre, menuda mierda, pero es lo que hay, ala pal bolsillo. A ver qué más hay, DNI, carné Marca, del club Cola-Cao, del Burger King, del Caprabo, del Teatro Real, ¿y esto?, no pega nada, ¿del Teatro Real? pufff qué pavo más raro.

Vale, ¿y llegados a este punto qué puedo hacer? mmmmm, se me ocurre algo para sacar tajada, ¿y si hago una visita a la casa de este tío cuando ande pidiendo?, espero que la dirección del DNI esté bien. Puedo decir que he encontrado la cartera tirada en el suelo y que iba a devolverla, a ver si quien me abra la puerta me da una propinilla.

Al día siguiente me cambié de ropa y opté por algo que me hiciera pasar desapercibido, el Sr. Tomás este vivía pocas calles más allá de donde se ponía a pedir, tras comprobar que estaba en su esquina de siempre me dirigí a la dirección que ponía en su carné. Era un edificio bastante majete, nunca te podrías imaginar que un tío que pide pelas estuviera viviendo allí, era el tercero c, subí en el ascensor y me encontré delante de la puerta. Toc toc, no contestó nadie, utilizaré el plan b, llamar al timbre, ringgggg ringggggg. Me abrió la puerta una viejuna arrugada.

- ¿Sí, qué quiere?
- Hola, buenos días, es que me he encontrado una cartera de un tal Tomás en la calle y venía a devolverla.
- A ver, sí, es la del gilipollas de mi marido, muchas gracias.

La muy asquerosa me cerró la puerta, me cagüen dios, esto no puede quedar así, ringgg, ringgg:

- ¿Quiere algo más, y por qué va vestido de superman?
- ¿No le gusta, pues es un traje muy chulo? Y es que me estaba preguntando si me puede dar alguna propinilla por el esfuerzo de venir hasta aquí, vengo de la otra punta de Madrid, ¿sabe? y he tenido que coger dos trenes y un autobús para llegar, no sé, al menos algo me debería dar por el esfuerzo.
- Uyyyy pues lo lleva claro, no tenemos demasiado dinero así que no voy a poderle dar nada.
- Cojones, ¿cómo que no, pero como coño pueden vivir en esta casa si no tienen pelas, y cómo puede abrirme la puerte con ese vestido, si parece carísimo?
- Y a usted qué le importa, váyase de aquí por donde ha venido.
- No me sale de la polla, joder, aquí huele algo a avinagrao, ¿cómo puede estar su marido pidiendo en la calle y escupiendo la vía pública con una peazo casa como esta y usted aquí vistiendo ese traje de Versace por lo menos, qué pasa que no tienen suficiente con la pensión?
- No le voy a decir nada, pírese de aquí y deje de pegar voces que se va a enterar todo el vecindario.
- Me la suda que se entere todo el mundo.
- Mire quien viene por ahí.
- ¿Quién?

Su puta madre, cómo puedo caer en esa jugarreta, menudo pardillo, el caso es que me cerró la puerta y yo me quedé ahí con cara de gilipollas.

- Shhhhhh, shhhhhhh.

¿Einnnnn, quién me llamaba? Alguien me susurraba que me acercara desde la puerta entreabierta del tercero a.

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