La vecina cotilla

Me acerqué al 3º A a ver qué me quería aquella señora, me encontré a una tía con una bata rosa y unos rulos azules en la cabeza que le daba un aspecto marujeril.

- Hola, ¿qué es lo que quiere señora?
- Nada, que le he escuchado hablando con la Fernanda de su marido, el sr. Tomás.
- ¿Sabe usted algo?
- Algo sé pero fue sin querer, ya sabe, estas paredes parecen de papel y se escucha cada cosa.
- Pues venga, joder cuente.
- Ain, es que yo no soy de esas personas chismosas, es que sabe usté, el sr. Tomás antes era un hombre famoso, era cantante de ópera y ganaba buenas pelas, sabe usté, pero un buen día dejó la ópera y se volvió mú raro, ya no saludaba en la escalera y empezó a pedir pelas en la esquina del banco.
- ¿Y no sabe por qué dejó la ópera?, porque me da a mi que tu sabes más de los que me has dicho.
- Pues algo más sé pero no sé si decírselo, es que no quiero que crea usté que soy una cotilla.
- Tranquila que no lo pienso (jajajjaja, qué bueno soy, que trola he soltado).
- ¿Y si antes de que se lo cuente hacemos otra cosa?
- ¿El qué?

En ese momento la señora se desabrochó la bata y vi su cuerpo desnudo, ¿qué hago, sigo adelante para obtener esa información o me niego a echar un polvo? Terrible dilema, sobre todo porque la señora está un poco arrugá.

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