viernes, 18 de marzo de 2011

Las puertas asesinas


¿Quién no sabe que cuando suena la señal de cierre de puertas en el tren o el metro no debes entrar o salir? Creo que todo el mundo, pero ¿cuántos la respetan? Ya os digo yo que no demasiada gente, y es que sobre todo en hora punta los humanos son capazces de agotar todas las energías disponibles para evitar perder un tren.

Al final como os decía antes, ni dios respeta el pitido de cierre de las puertas y la gente acaba entrando o no según vea las posibilidades de éxito. Así si ven que a pesar del pitido las puertas aún no han comenzado a cerrarse, muchos entran o salen sin miramientos; y después ya dependiendo de cuánto se han cerrado y de la temeridad de cada uno, el número de cagaprisas irá disminuyendo.


Pero el verdadero problema de todo esto es la gente que no mide bien y creyendo que es capaz de entrar o salir se queda a medio camino, es decir, ni entra del todo ni se queda fuera del todo. Esto mismo le ha ocurrido hoy a un tipo que al parecer no se ha dado cuenta de que el tren había llegado a su parada, y ha comenzado a correr como un poseso por todo el vagón para salir del tren a tiempo. El caso es que a pesar de ver que las puertas estaban casi cerradas ya, se ha lanzado en plancha hacia el exterior. Resultado: la puerta le ha atrapado el cuello y una mano.

Por suerte, las personas sentadas al lado de las puertas han conseguido abrirlas y liberar al estúpido individuo, que salía del tren echándose la mano al pescuezo y dando las gracias porque yo ya me estaba imaginando una desgracia.

11 comentarios:

Lara dijo...

Es que la gente va mu estresaaaaaaaaa......

Jota dijo...

Esas escenas siempre me han recordado a Indiano Jones cuando intenta escapar del templo y se va cerrando el muro y justo al final consigue escapar por los pelos

Anónimo dijo...

Madre mia...de esos veo yo a muchos cada dia... pero nunca he visto a nadie que el pille la puerta...

Estamos locos...

Besitos de caramelo

en las nubes dijo...

Para asesinas las de Nueva York, ya te pueden pillar que no se abren!!!

Srta.Laudy dijo...

jajajajaja desde luego! yo lo veo a diario pero en el autobus. me vienen dos historias recientes a la cabeza:

1. señora que se baja del autobus, el tubusero no se da cuenta de que se esta bajando, señora agarrada al hierro diagonal que tienen todas las puertas de autobuses = señora con brazo pillado en la puerta y acto seguido señora tirada en el asfalto como consecuencia "del impulso" de soltarse el brazo de la puerta...

2. señora que baja con su bebé y se cierran las puertas... podria haber sido una tragedia si no llega a ser porque el bebé iba en su carrito ;) y las puertas pillaron el carrito. se escuchó en el autobus al unisono: EHHHHHHHHHHHH!

ser un tubusero es un trabajo de riesgo! cuando lo de la señora (la señora sin bebe XD), se sintió fatal el pobre... bajó corriendo a ayudarla y estaba super fatigado...

Lady_Drawlight dijo...

Yo prefiero pasarme la parada mil veces antes que quedarme atrapada entre las puertas, perdiendo miembros de mi cuerpo o siendo el hazmerreír en las noticias...

Verónica dijo...

Pues vaya garulo. Jugarse la vida por una paradita...

Yo, como sólo subo en cercanías una o dos veces al año, tengo pánico a que me pase algo similar...

Anónimo dijo...

¡¡Cuánto energúmeno suelto!!

Anónimo dijo...

joder, es que los pitidos no son realistas. a veces no intentas entrar justamente para no ser guillotinado, y se queda cinco minutos más en el andén, pitando, y tú con cara de gilipollas en el andén, pensando: joder, ¿entro o no?
Y entonces aparece Murphy y su mierda de ley: que no te subes = te habría dado tiempo a subir y bajar doce veces. Que te subes = te guillotinan las puertas
así es la vida, coño!
MQ

sacris dijo...

Jejejeje, una vez llegué a coger un tren porque después de una larga carrera un compañero saltó al tren mientras se estaban cerrando las puertas... y se quedó enganchado. El conductor tuvo que volver a abrir y nos dio tiempo a subir.

Nacho Rodríguez dijo...

¿De verdad estas cosas aún pasan? La gente valora en tan poco su vida...