
Realmente después de darle vueltas y vueltas creo que un buen rabo nos serviría más bien de poco. A los monos les sirve para equilibrarse cuando andan saltando de rama en rama y sujetarse a ellas, enroscando su rabo, para no pegarse una buena hostia. A los humanos a lo sumo nos serviría para agarrarnos a la barra del metro y de esa forma evitar oler eau de sobaco. Lo malo es que las viejunas tendrás una nueva arma, con sus rabos harán barreras en las puertas para entrar las primeras y así asegurarse un asiento, los cuales tendrían un agujero en la parte baja del respaldo para poder meter la cola y descansar toda la espalda sobre el mismo.
Por lo demás, una utilidad verdaderamente provechosa pues como que no se me ocurre ninguna más, a no ser que pueda averiguar con mayor facilidad el estado de ánimo de las personas. Aunque seguramente muchos individuos, entre ellos los políticos, aprenderían rápidamente a controlar sus colas para que no denotasen ningún tipo de sentimientos. Porque imaginaros que supiésemos por el rabo si un político está mintiendo…, serían los últimos días de esta actividad. Pero el común de los humanos expresaría alegría con el rabo para arriba y agitándolo, si lo tiene tenso es que está a la defensiva o nervioso y además ya tendría sentido la expresión se va con el rabo entre las piernas.
Pero aunque realmente la utilidad de este apéndice sería más bien escasa, seguro que la moda se habría interesado desde bien prontito por él. Habría cubrecolas para que nuestro rabo no se nos quedase helado en los días de invierno, además dispondríamos de miles de modelos y precios distintos. Y para rematar el pastel y jodernos un poco más la vida, se habría puesto de moda depilarse el rabo, y ya con el miembro sin pelos, a parte de gastarte unas pelas en productos para quitártelos o en establecimientos dedicados en exclusiva a ellos, también habría potingues para su cuidado.
Conclusión: me alegro de que la evolución haya sido tan sabia y ahora los humanos no tengamos cola (de la de atrás).