Cortaros las uñas de los pies y no seáis guarros como yo

Como habéis dicho la mayoría, la opción correcta fue la 4.

Al final los angelitos, a pesar de ser tan monos y aparentar ser buenecicos, en realidad son unos rencorosos de mierda. Seguro que fue él el responsable de que me resbalara y se me rompiera mi cacho de goma para dejar al descubierto las uñacas, que por no hacerle caso, no me corté.

Al final tuve que decir a una moza, que deduje que me podría ayudar porque era de las pocas personas por allí que no iba en bañador, que se me había roto el preservativo del pie derecho. Le dije esto por una sola razón: desviar la atención de mi pie, y en consecuencia, de mis uñas XXL. No sirvió de nada porque la chica me miró el pie, huyendo despavorida a los pocos segundos.

Siempre he tenido la duda de por qué está bien visto tener largas las uñas de las manos y no la de los pies, aunque estas últimas estén bien cuidadas.

Me senté en una tumbona a ver si aparecía la chavala con una goma de repuesto para mi pezuña derecha. No sé dónde fue, si tuvo que fabricarla a mano, o qué hizo exactamente, pero tardó al menos cinco minutos en regresar, en los que tuve que estar con las uñas tomando el fresco ante la mirada de todos los que pasaban junto a mi, que se extrañaban de que no llevara cubierto ese pie.

Así que ya sabéis, amigas y amigos, cortaros las uñas de los pies y no seáis unos guarros como yo.