Caos en el restaurante

Menudo caos tenían en aquel restaurante aunque cuando entramos todo parecía normal. Eso sí, al rato empezamos a darnos cuenta de lo que allí se cocía, la gente estaba tensa, nerviosa y con ganas de matar, mientras tanto nosotros tan tranquilos porque no teníamos ninguna prisa. Nos dijeron que iban a tardar un poco en servirnos, vale, ningún problema.

Y como digo, la gente estaba a punto de estallar porque no les servían, incluso un tío dijo que llevaban un buen rato esperando y que eso no era normal, había mucha gente que se estaba largando, nosotros sentaditos sin decir nada, nos traen el primer plato y mientras zampábamos “disfrutamos” del espectáculo que allí estaba acaeciendo. Un tío se levanta de la mesa y dice: “joder es que esto no puede ser, llevo esperando media hora a que me traigais el segundo plato, dame la cuenta que me largo”, el camarero ya venía con sus segundos pero ya era demasiado tarde, al tío se le había metido en la cabeza que se piraba, así que ¿para quién fue esa comidita? Yujuuuuuuu, sí, para el chache y su amiga. Pues oye, tampoco son tan ineficaces, mira si aún no nos hemos terminado la comida del primer plato.

Después el camarero harto de aguantar comentarios y malas caras le dijo a un comensal que todo era a causa de que no disponían de suficientes platos y que si querían explicaciones que podían hablar con el jefe.

Menuda planificación, si con el restaurante a la mitad no tenían platos, el caso es que nosotros comimos bastante bien y además disfrutamos de espectáculo gratuito. A parte de los mosqueos, allí estaba un chavalito para hacernos reír con sus desgracias, al pobre niño le obligaron sus padres a comerse toda la carne, jajjajaja, como lloraba y menuda pasta de carne debía tener ya en la boca de tanto masticar cada pedazo.